La diosa Némesis

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Némesis fue una de las diosas primordiales de la mitología griega. Era la diosa de la justicia retributiva, de la venganza, el equilibrio y la fortuna. Su labor era la de mantener el equilibrio entre las cosas. Si un hombre era demasiado feliz o afortunado, los castigaba. Si un hijo desobedecía a su padre, también. Tanto en la desdicha como en la fortuna, la diosa tenía la labor de generar un equilibrio.

El origen de su nombre viene de “νέμειν némein”, que significa “para dar lo que se debe”, en referencia a sus virtudes como diosa. También es conocida como Ramnusia (la diosa de Rammonte). En dicho lugar de Grecia, la diosa poseía un templo dedicado a ella, con una gran estatua de la misma como elemento principal.

Otra forma con la que era conocida la diosa era como Adrastea. Se trata de un epíteto que se aplicaba comúnmente a Némesis. Provenía del rey de Argos, Adrasto, quien se considera fue el primero que realizo un santuario en honor a la diosa en el río Asopo. Se asociaba y confundía también con la divinidad de origen asiático del mismo nombre, en parte por el hecho de Adrasto y la creación del tempo de Némesis. Realmente no está probado que los templos fueran en honor a esta, y no a la propia Adrastea.

En la mitología romana, se la conoce como Envidia. Actualmente el termino Némesis es muy utilizado en la lengua castellana en referencia a un “enemigo”, que tiene que ver con el significado de venganza de la diosa. Ya que un enemigo siempre busca ejecutar una venganza en cuanto a su significado de justicia retributiva.

Pausanias la presenta como la hija de Océano, pero es más común la representación de Hesiodo, que la asocia como hija de la oscuridad y la noche (Érebo y Nix), por el carácter y virtudes que representan estos dioses

El mito de Némesis

Su labor principal como diosa era la de mantener el equilibrio entre los acontecimientos de los hombres, no permitiendo los excesos de fortuna, o las faltas de desobediencia, especialmente contra los dioses.

Uno de los mitos más conocidos de la diosa es el Narciso. Se trataba de un joven muy arrogante y desconsiderado hacia aquellas personas que se enamoraban de él. Tras cometer su última desconsideración con la ninfa Eco, Némesis decidió castigarle.

La diosa hizo que el joven se enamorará de su propio reflejo en el agua. Se quedó tan absorto ante su propia imagen que termino por acercarse a ella y ahogarse en las aguas. En el lugar donde cayó creció una flor que en su memoria, hizo honor al nombre y que se conocería como Narciso. De esta historia surge el término narcisismo.

Narciso en la fuente – Caravaggio (1597-1599)

Narciso en la fuente – Caravaggio (1597-1599)

Otro mito conocido de está diosa, es en el que castiga al último rey de Lidia, Creso. Este era un hombre muy rico, y afortunado, y eso estaba fuera del equilibrio que Némesis trataba siempre de mantener, por lo que decidió castigarlo. Némesis arrastra a Creso a enfrentarse a Ciro II de Persia (a través del oráculo de Delfos), ya que si lo hacía “sería capaz de destruir un imperio”.

Movido por su creencia en los oráculos, Creso inicia una cruzada contra el imperio del rey persa, sin embargo las fuerzas conocidas como la coalición de Capadocia, perderían la batalla del río Halis contra el imperio persa, y por culpa de esta expedición, el reino de Lidia, quedaría destruido.

El hecho de haber sido favorecido una vez por la diosa, no era signo de tener siempre su protección, como posteriormente comprobarían los propios persas. En su camino de conquista sobre los griegos, al pasar de Atenas camino de Maratón, dejaron un enorme bloque de Mármol como trofeo de manera despectiva, como señal de su victoria (aún no conseguida). Este bloque fue utilizado por el escultor Fidias, para realizar la estatua de Némesis en el templo de Rammusia. Los griegos lograron vencer a los persas de manera contundente, y la estatua se convirtió en un símbolo de motivación y de la derrota de los persas, como justo castigo por su arrogancia.

Helena de troya y los dioscuros

En la mitología griega, el mito más famoso sobre el nacimiento de Helena de Troya, y de los gemelos Cástor y Pólux, es en el que Leda es su madre, y su padre es Zeus. Sin embargo, en el conocido Canto de Ciprios, un poema perdido del ciclo troyano, posterior a la Ilíada, se considera a Némesis como la madre de ellos.

Némesis es perseguida por Zeus, como tantas veces ocurría cuando una mujer escapaba de este, por el deseo del dios por poseerla. Adopto diversas formas marinas y terrestres, hasta que finalmente se transformó en una oca. Zeus se transformó en cisne y consiguió su proposito. De esta unión Némesis puso un huevo que fue entregado a unos pastores, y que posteriormente le entregaron a Leda, que los cuido, en el que nacerían tanto como los Dioscuros, Cástor y Pólux, como Helena de Troya.

La diosa Némesis se convirtió en una de las más veneradas a lo largo de la tierra, tanto por persas, egipcios, griegos o babilonios, todos temían su poder y no querían ser objeto de  su justifica retributiva, y tal ha sido su influencia y culto, que incluso hoy en día pese a ya no existir ese mismo culto a los dioses en gran parte del mundo, se sigue oyendo su nombre, cuando un “enemigo” aparece, pues quien sabe si puede ser la personificación de Némesis, que llega para impartir su justicia.

Sendas del Viento.  Historias y personajes que pudiste oír, pero nunca llegaste a escuchar.

Categoría:
  Mitología
Sobre el autor

Francisco José Guerra

Ingeniero informático de formación, pero SEO de profesión. Desde pequeño, cada curiosidad o historia que me llamaba la atención, fue haciéndose un hueco en mi cabeza. Y aquí es donde las dejo por escrito.

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