Amaterasu

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Amaterasu - Sendas del viento

Podríamos decir sin temor a equivocarnos que Amaterasu, o la diosa del sol del sintoísmo, es una de las diosas japonesas más conocidas en occidente. Y también más importante del propio Japón. Sus historias y leyendas no están al nivel de otras mitologías, al menos por lo que se conocen por estos lugares, como la griega o la nórdica.

Lo cual es lógico, hay que entender que las historias solo tenían que viajar en algunos casos cientos de kilómetros, o que dichos pueblos vivieron por gran parte de Europa o países de américa. Sin embargo la cultura oriental y en este caso japonesa, rara vez ha traspasado mucho más allá de sus fronteras.

Origen de la diosa del sol

Conocida como la diosa del sol en el sintoísmo, también se la considera la primera descendiente de la familia imperial de Japón, según la propia religión.

Amaterasu es un Kami. Este término se refiere a una deidad del sintoísmo, siendo su término femenino para deferirse a una diosa, Megami. A su vez también se la considera la reina del Takama No Hara (la alta llanura del cielo), donde viven estos Kami.

Según el Kojiki, el libro histórico más antiguo sobre la historia del Japón, nació del ojo izquierdo de una deidad primordial en la mitología japonesa, Izanagi. Siendo este y su esposa Izanami, creadores de muchas islas y dioses de la mitología del país nipón. El nacimiento de Amaterasu se produce cuando Izanagi escapa del inframundo tras trata de rescatar a su esposa Izanami. Tras fracasar acude al rio Woto para purificarse, y mientras lavaba su ojo izquierdo, nació Amaterasu.

Pero no es el único nacimiento a través de la cara de Izanami, pues propio ojo derecho de Izanagi nació su hermano Tsukuyomi (el dios de la luna), y de la nariz nació Susanoo (el dios de las tormentas).

La disputa entre Amaterasu y Susanoo y el retiro en una cueva

El sol y la luna eran bien avenidos, otra cosa distinta ocurría con el otro de los hermanos. Susanoo se dedicaba al caos, destruía arrozales, arrancaba arboles e iba demoliendo edificios sagrados. El último incidente, se produjo cuando este arrojo un caballo desollado al telar donde se tejían los ropajes celestiales, matando a varias personas en presencia de la diosa.

Con una mezcla de enfado y perturbación por el comportamiento de su hermano, decidió refugiarse en el interior de una cueva, provocando que el sol dejara de aparecer. Esto provoco la oscuridad, y con ella las tinieblas, la muerte de los campos y que el mundo se helara.

El resto de dioses no paraban de suplicar a la diosa que saliera de su cueva, tanto es así que decidieron montar una fiesta en la entrada de la misma, para invitarla a salir. Lo consiguieron y al asomar esta vio a otra Megami resplandeciente enfrente de ella, y pensando que era una nueva diosa que podría ocupar su lugar se quedó sorprendida.

Cuando en realidad se trataba de un espejo que hacia reflejar su luz. Aprovechando la confusión algunos Kamis cerrado la cueva detrás de ella, impidiendo que regresara y haciéndola volver a su lugar celestial.

La descendencia del emperador de Japón

Cuenta la leyenda, que tuvo como descendencia un nieto de nombre Ninigi-no-Mikoto, destinado a ser rey del mundo. Pero el cual se negaba a ejercer su cargo.

Debido a ello, su abuela decidió entregarle tres objetos:

  • El espejo Yata no kagami (八咫鏡)
  • El collar de joyas Yasakani no magatama (八尺瓊曲玉)
  • La espada, Kusanagi-no-tsurugi (草薙劍)

Estos elementos son ya comúnmente conocidos dentro de Japón, pues representan un patrimonio imperial de los propios emperadores.

Sin embargo no fue hasta el 660 a.C,  con Jinmu Tennō, que aparecería la figura del emperador de Japón, y cuya ascendencia se remontaría a la propia diosa Amaterasu.

Sendas del Viento.  Historias y personajes que pudiste oír, pero nunca llegaste a escuchar.

Categoría:
  Mitología
Sobre el autor

Francisco José Guerra

Ingeniero informático de formación, pero SEO de profesión. Desde pequeño, cada curiosidad o historia que me llamaba la atención, fue haciéndose un hueco en mi cabeza. Y aquí es donde las dejo por escrito.

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