Origen del pagaré
Tan conocido actualmente, el pagaré no es precisamente algo que apareciera con la moneda como la conocemos hoy en día, o con el propio sistema bancario, sino que lleva ya varios siglos entre nosotros. Y es hora de conocer un poco mejor el origen del pagaré.
¿Y te llegas a imaginar quienes fueron los primeros que en utilizar este sistema? Una pista, es el país más poblado del mundo.
Historia del pagaré
Así es, la primera constancia de utilización de un pagaré fue en china, concretamente durante la dinastía Tang, entre el 618 y 907. Se utilizaba como una forma de moneda, pero emitida de forma privada. Es decir, no era de curso legal.
Los primeros en utilizarla fueron los comerciantes chinos que utilizaba una especie de pagaré llamado Flying cash (飛錢), por su tendencia a volar, de ahí su nombre de “efectivo volador”.
Se podría decir que era una especie de “dinero en efectivo” o “papel de moneda”, una antesala de los billetes. Pero no se encontraba en circulación, sino que era la forma en la que los gobiernos tenían de pagar a los mercaderes que llegaban a la costa tras recorrer largas distancias.
Al gobierno chino no le interesaba enviar sumas considerables de dinero a través de los barcos para pagar a los mercaderes o gobiernos de otras regiones por el riesgo que suponía, por lo que crearon este certificado (que no moneda) el cual podían convertir en dinero real bajo demanda dentro de la capital. Es decir, fuera de la capital no tenia ningún tipo de valor.
Pero aún así, los propios mercaderes lo acabarían utilizando prácticamente como moneda, debido a que lo intercambiaban entre ellos mismos.
Llegada a Europa
Y quien sino para traer el pagaré a Europa, que uno de los más grandes mercaderes de todos los tiempos, Marco Polo. Hay constancia de pagarés en Italia alrededor de los siglos XIII y XV.
Sin embargo en 960 existe un diario de viaje, que afirma que un viajero de nombre Ibrahim ibn Yaqub, fue pionero en este tipo de pagaré en Europa. En este caso no a través de papel moneda o documento, sino que se utilizaron unos pequeños trozos de tela a modo de intercambio en valor y equivalencia con la plata de aquel entonces.
Posteriormente su uso comenzó a expandirse por lugares como Génova, Barcelona o Valencia. En esta última ciudad se tiene constancia también de otra transacción, y de la cual los documentos se han perdido a lo largo de los años. Se produce entre Bernat de Codinachs y Manuel d’Entença, donde el primero entrega un total 100 florines en pagarés al segundo, un comerciante enviado por la corona de Aragón.
El pagaré
Más vale dinero en mano que papel mojado, pero bueno, las cosas ahora han cambiado y tener un pagaré puede llegar a dar bastante confianza en que se convertirá en el ansiado dinero. Ahora si tenemos miedo o necesitamos el dinero podemos descontar pagarés y en un momento, por un interés establecido bualá, dinero de verdad.
Es curioso como la necesidad agudizo el ingenio, porqué ¿para que dar dinero real con el coste que este representaba cuando puedes establecer unas normas y leyes dando algo que equivale al propio dinero, pero que solo pueden comerciar e intercambiar contigo mismo? No eran tontos, no.
Y si, estás cosas como “interés” y descuento de pagarés”, tener por seguro que también ya existían antes. No todo lo hemos inventado nosotros, hubo gente más lista y con más visión mucho antes. Es la magia de la historia. Nunca sabes con que puede sorprenderte, como nunca sabes cuál será la siguiente historia en las sendas del viento.