La ley del intercambio equivalente - Sendas del viento

La ley del intercambio equivalente

El hombre no puede obtener nada sin primero dar algo a cambio. Para crear, algo de igual valor debe darse a cambio. Esa es la primera ley de la Alquimia, la ley del Intercambio equivalente.

                                          Edward Elric, Full Metal Alchemist

La ley del intercambio equivalente. Una ley alquímica muy simple, tanto que incluso podría ser real. De hecho si se analiza, es una ley que cumple perfectamente el principio de la navaja de ockham. Dadas dos soluciones para un fenómeno, la más simple es preferible. Sería muy fácil pensar que hecha una acción, la reacción lógica y a la vez sencilla sería recibir algo del mismo valor a cambio…solo hay un pequeño problema, que no es realmente una ley científica.

La alquimia

Está ley se encuadra dentro de lo que se conoce como la alquimia, una doctrina que mediante el estudio de fenómenos químicos pretende el descubrimiento de los elementos constitutivos como el universo, o la eterna juventud.

Dentro de la alquimia, uno de los elementos principales, y en los que se basa gran parte de su doctrina es en el fenómeno que se conoce como transmutación.

La transmutación es la conversión de un elemento químico en otro. De esta forma los alquimistas, en un primer momento fueron capaces de transmutar metales, siendo el primero de ellos Ernest Rutherford en 1919. Pero la simple transmutación de metales es solo un paso en el camino de esta doctrina, pues lo que se busca a través de ella, se creía que se podría generar cualquier tipo de elemento, y entre otras cosas, dar origen al elixir de la eterna juventud (o elixir de la vida).

Orígenes de la alquimia

La idea de que nada se crea y nada se destruye, solo se transforma tiene profundas raíces en la historia de la ciencia. En la química del siglo XVIII, por ejemplo, Antoine Lavoisier demostró que la masa total en una reacción química se mantiene constante: los componentes entran y salen del proceso sin desaparecer.

Más tarde, con la física moderna, la fórmula de Albert Einstein E=mc2, resumió otra forma de ese mismo principio: la masa y la energía son intercambiables, pero su suma en el sistema permanece.

Estos principios científicos recuerdan mucho a lo que en el mundo de la ficción se llama la ley del intercambio equivalente (“something → something of equal value”), popularizada en obras como Fullmetal Alchemist.

Pero aunque la ficción lo dramatiza, la esencia está allí: para obtener algo, debe darse algo equivalente. En física, esto significa que no se puede crear energía o materia de la nada; en narrativas simbólicas, significa que todo logro tiene un coste.

Interpretando las leyes de la alquimia

La alquimia jamás ha podido ser considerada como una ciencia exacta como podría ser la física. Sino que más bien se basaba en el conocimiento empírico de los alquimistas, para seguir progresando y avanzando. Si bien es cierto, que a esta doctrina se le deben grandes descubrimientos por todo el mundo, y produjo avances en la medicina, aunque fortuitos por no apoyarse en conocimientos científicos.

Pese a todo, ciertas leyes o principios, sí que se basan en algunas otras leyes físicas, o químicas, como por ejemplo la ley del intercambio equivalente que se apoya en: La ley de conservación de la masa. La masa ni se crea ni se destruye, solo se transforma.

Aunque por otro lado se apoya en la providencia. Una ley natural (no probada), donde un cuerpo u objeto solo puede ser transformado en otro con la misma composición y propiedades básicas. Esta es la ley básica de la transmutación.

Por tanto, si la masa solo se puede transformar, pero nunca se pierde, y a su vez está se puede convertir en cualquier otra cosa con su misma composición, es lógico pensar que se puede llegar a transmutar incluso a seres humanos (precisamente el argumento principal de la serie que da origen a la cita de esta ley).

Dicho todo esto, si bien la ley de conversación de masa es irrefutable, no ocurre lo mismo con la providencia. Se puede o no creer en una ley natural que tenga autoridad sobre el destino y la naturaleza de las cosas, pero aún es más difícil llegar a creer en la justicia de las acciones.

¿Por qué importa esta “ley del intercambio equivalente” más allá de la ciencia?

Se trata de un espejo: de cómo concebimos el valor, el esfuerzo, la consecuencia. Si en química la masa se conserva, en la vida lo que damos debe encontrar una forma de retorno.

Cuando alguien dice “querer algo sin pagar nada”, está rompiendo simbólicamente esa ley. Y muchas culturas lo han entendido así: todo acto tiene su repercusión.
En el mundo moderno, esa idea se ve en economía (“no hay almuerzo gratis”), en ética (“lo que das regresa”) o en tecnología (“energía gratis” = inviable).
Así, la ciencia nos ofrece la metáfora perfecta para reflexionar sobre la existencia.

 

¿Existe entonces una ley que hace que recibamos en función de lo que damos? Lamentablemente no. Se puede creer en el karma, en el destino, o en la justicia divina, pero al final queda en eso, una creencia, sin nada científico que lo apoye.

La verdadera pregunta, y que es sí que es objeto de análisis, aunque en este caso en un campo más filosófico es ¿sería el mundo un lugar mejor si se cumpliera la ley del intercambio equivalente?

Sendas del Viento.  Historias y personajes que pudiste oír, pero nunca llegaste a escuchar.

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