Los tres monos sabios

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Mizaru (見猿) – El que no ve

Kikazaru (聞か猿) – El que no oye

Iwazaru (言わ猿) – El que no habla

Dicho así a nadie les sonarán, pero estamos ante los tan conocidos tres monos sabios, representados cada uno por un mono con una particularidad distinta: no ve, no oye y no habla. Juntos dan lugar al proverbio:

No ven el mal, no escuchan el mal, y no hablan del mal

Para poder encontrar a sus protagonistas eso si, hace falta desplazarse unos kilómetros, concretamente a Japón, al santuario Nikkō Tōshō-gū.

La leyenda de los tres monos sabios

La escultura de madera que representa a los tres monos fue tallada alrededor del siglo XVII (quizás antes) en la puerta del santuario Nikkō Tōshō-gū. Su autor fue Hidari Jingoro, un famoso escultor de la madera del periodo Edo, famoso principalmente por sus esculturas de deidades budistas.  Hay que ser conscientes que esta escultura está presente dentro de un panel junto a otras 7 obras conjuntando un total de ocho paneles. Siendo este panel con los 3 monos, el segundo de ellos.

Su origen y más concretamente su por qué es hoy en día complicado de conocer. Varias son las asociaciones que han tenido a lo largo de la historia.

Una de las principales asociaciones que se tienen con este dicho proviene del budismo. Concretamente se hace referencia al código moral chino del Santai. El cual hacía referencia al uso de los sentidos para observar el mundo observable. Esta asociación corresponde a Denkyō Daishi, el precursor de la rama Japonesa del Tendaishū, una rama del budismo.

Otra de sus principales asociaciones es la que hace referencia a Confucio. Principalmente por una famosa frase en las Analectas de Confucio que dice así:

No mires lo que es contrario al decoro, no escuches lo que es contrario al decoro, no hables lo que es contrario al decoro, no hagas un movimiento que sea contrario a la corrección

Cierto es que podría faltar el cuarto mono, el del movimiento, pero los tres primeros pueden llegar a encajar perfectamente con la obra. Simplemente fue acortada al llegar a Japón.

Y es aquí donde ambas asociaciones tienden a juntarse. Si pensamos en el Japón feudal, la época del código Bushido, aparece una interesante asociación.

Primero conviene recordar que Confucio fue una de las figuras más importantes a nivel moral durante este periodo. Pero de también lo fue el Budismo. Entonces ¿qué significa no ver, no oír, no decir?

¿Qué significa no ver, no oír, no hablar?

Este proverbio y lo que representan los tres monos, se puede interpretar de varias formas distintas. La primera de ellas es probablemente la más popular en occidente y quizás las más “desconsiderada”.

Se hace referencia de las personas con una falta de responsabilidad moral o que niegan la realidad. Representa a las personas que no quieren ni ver, ni oír, ni escuchar para no ser corregidos y viven perpetuamente en la ignorancia.  Hacerse el loco.

Pero hay uno que tiene especial significado se agrupan los tres elementos principales de la leyenda de los tres monos. Confucio, el budismo, y Japón.

Pensemos en la época en la que se encontraba Japón durante el siglo XVII, el período Edo. Un período donde los samuráis comenzaron a emplear el Bushido y este a su vez comenzó a trasladarse a por todas las clases sociales en mayor o menor medida.

Es aquí donde aparecer el concepto de respeto o sumisión ante el sistema. La pleitesía. O tal y como el propio Confucio nombra siglos antes “lo que es contrario al decoro”.

Es por ello que muchos habitantes decidían “no ver, no oír, y no hablar” sea cual fuera la situación que sucedía a su alrededor, fuera esta justa o injusta, ya que su código de conducta les recomendaba ser prudentes con ello.

Pero entonces, ¿Cuál es el auténtico significado del proverbio? Ambas interpretaciones son correctas, pero si nos preguntan cuál es la más plausible de ellas:

No la hemos visto

No la hemos oído

No podemos decirla

Sendas del Viento.  Historias y personajes que pudiste oír, pero nunca llegaste a escuchar.

Categoría:
  Curiosidades
Sobre el autor

Francisco José Guerra

Ingeniero informático de formación, pero SEO de profesión. Desde pequeño, cada curiosidad o historia que me llamaba la atención, fue haciéndose un hueco en mi cabeza. Y aquí es donde las dejo por escrito.

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