Este mito no podría ser citado en su origen como romántico. Realmente se podría decir que la asociación con el romanticismo es algo que sucede de manera inevitable tras los acontecimientos del mismo. Pero no que el ser humano buscara en su origen el amor.
Más bien podríamos considerarlo como un mito de la ambición humana (esto ya lo hemos visto alguna que otra, o igual muchas veces), aunque también de amor hacía uno mismo. Puesto que los seres humanos se consideraban perfectos.
Los humanos quisieron jugar a ser dioses, o más bien terminar con estos, y el resultado no fue precisamente el que esperaban. De hecho muchos humanos, aún están buscando lo que les arrebataron.
¿De dónde proviene buscar tu media naranja? ¿Quién fue el autor de mito de la media naranja? Es momento de ponerse manos a la obra, y construir un nuevo camino que nos lleve a ello.
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El banquete de platón
Para ponernos en contexto, debemos viajar alrededor de 385 – 370 a.C., y dirigirnos hasta Grecia. Es aquí donde encontraremos al creador de este mito, el conocido filósofo griego, Platón.
El mito se desarrolla dentro de una de sus obras más conocidas y reconocidas por su valor y contenido, el banquete. También conocida como el simposio (The Symposium), que proviene de la palabra del griego antiguo Sympósion.
Durante la obra, se desarrolla un dialogo entre varios personajes, entre los que se encuentran Apolodoro, Albíades, Aristodemo, Aristófanes, Erixímaco y el maestro de platón, Sócrates.
En el desarrollo de la obra, Aristófanes da un discurso, en el que se encuentra el origen del mito de la media naranja.
En busca de tu media naranja
Según se cuenta dentro de la obra, hace mucho tiempo había tres tipos de seres humanos:
- Hombres, descendientes del sol
- Mujeres, descendientes de la tierra
- Andróginos (mitad hombre, mitad mujer), descendientes de la luna
Cada uno de estos seres humanos era completamente redondo. Tenían 4 brazos, 4 piernas, dos caras idénticas cada una a un lado, y con el resto de partes del cuerpo humano por duplicado. Se movían como planetas, en círculos, girando alrededor de sus 8 extremidades.
Se consideraban unos seres poderosos, y aspiran con derrocar a los dioses, pues eran ingobernables. En vista de esto, Zeus decidió cortarlos por la mitad y amenazó con volver a cortarlos de nuevo para que solamente pudieran caminar sobre una pierna.
Cada uno de las mitades se quedó con la mitad de las partes del cuerpo, quedando dos seres iguales. Para cerrar la herida el dios Apolo les estiró la piel y la cerro alrededor del abdomen, dejando unas marcas que aún podemos ver, para que siempre fueran conscientes de su castigo.
Tras esto, los seres humanos partieron sin descanso en busca de su media mitad. Lo que los hacía perfectos. La unión de ambas mitades. Algunos la encontraban y se unían a ella abrazados. Esto provocaba que terminaran por morir de inanición ya que no podían preocuparse de sí mismos, sino de la otra mitad.
En vista de ello, Zeus fue condescendiente (algo poco habitual) y decidió conceder los genitales a los seres andróginos, para que estos, una vez encontrarán su otra mitad pudieran también procrear.
Es por ello que cuando un hombre y una mujer se encuentran y surge el deseo sexual y la necesidad de estar el uno con el otro, es que ambos eran andróginos. De igual forma los hombres que desean hombres, y las mujeres que desean mujeres eran anteriormente hombres y mujeres respectivamente.
Es algo inevitable, contra lo que no se puede luchar. Ya que hemos encontrado la otra mitad que creíamos perdida por tanto tiempo.
– Platon, the symposium
En definitiva, nos pasamos la vida buscando aquello a lo que estábamos unidos desde un comienzo. Algunos son capaces de encontrarlo, otro por desgracia llegan demasiado tarde, o se encuentran demasiado lejos. ¿Quiénes son aquellos que encuentran su media naranja? ¿Pueden estar seguros de haberlo hecho? Esa es una historia que a vosotros os corresponde contar, y relatar. ¿Habéis encontrado vuestra media naranja?
Sendas del Viento. Historias y personajes que pudiste oír, pero nunca llegaste a escuchar.
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